Para facilitar la lectura, se acostumbra dividir los escritos musicales en pequeños fragmentos llamados compases, que pueden ser de dos, tres, cuatro o más tiempos y están limitados por pequeñas barras verticales llamadas barras de compás. El valor de los compases siempre será indicando al inicio utilizando para ello un número quebrado, en el cual, el numerador indica la cantidad de tiempos y el denominador representa la nota que cabe en cada uno de los tiempos, tomando como unidad el valor de la redonda.
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